Tu Alimento Diario

Éxodo 3:1-3

«Cierto día Moisés se encontraba apacentando el rebaño de su suegro, Jetro, quien era sacerdote de Madián. Llevó el rebaño al corazón del desierto y llegó al Sinaí, el monte de Dios. Allí el ángel del Señor se le apareció en un fuego ardiente, en medio de una zarza. Moisés se quedó mirando lleno de asombro porque aunque la zarza estaba envuelta en llamas, no se consumía. Esto es increíble, pensó. ¿Por qué esa zarza no se consume? Tengo que ir a verla de cerca.»

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Moisés había vivido sin propósito, hasta que se acercó a aquella zarza, donde Dios le habló, y se convirtió en el libertador de toda una nación.

Acércate a Dios y encontrarás también tu propósito, desarrollarás todo el potencial que hay en ti.

Ora así: Padre Dios, creo que has creado mi vida con un plan, para desarrollarme y ser de bendición para todos los que me rodean e incluso para mi nación. Te pido en el Nombre de Jesús que me lo muestres. Amén.

¡Bendecido Jueves!