Tu Alimento Diario

Hebreos 12: 10-13

Nuestros padres aquí en la tierra nos corregían durante esta corta vida, según lo que les parecía más conveniente; pero Dios nos corrige para nuestro verdadero provecho, para hacernos santos como él. Ciertamente, ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud.

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La corrección de Dios produce un dolor momentáneo, un sufrimiento pasajero, pero es necesaria para encaminarte hacia una vida fructífera en la tierra y eterna en el cielo.

Aprende las lecciones espirituales, acepta la corrección del Padre, endereza tus pasos. Tus fuerzas se renovarán y alcanzarás en el Señor los buenos deseos de tu corazón.

Ora así: Padre Dios, reconozco haber hecho las cosas de manera incorrecta, me arrepiento de todo pecado y acepto tu disciplina. Endereza mis pasos, muéstrame el camino correcto que me lleve a una vida abundante. Te lo pido en el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Martes!