Tu Alimento Diario

Ezequiel 1:1, 3:21.

«El día cinco del mes cuarto del año treinta, yo, Ezequiel, me encontraba junto al río Quebar, entre los cautivos. De pronto, los cielos se abrieron y tuve visiones de parte de Dios. Si amonestas al justo para que no peque, y este no peca, ciertamente vivirá por haber sido amonestado.»

El profeta estaba esclavo en Babilonia por el pecado de su nación, pero los Cielos se abrieron para que vea la Gloria de Dios y escuchara su amonestación.

Si te sientes aprisionado por una enfermedad, una deuda, un problema familiar, Dios también quiere abrir los Cielos sobre tu vida, para hablarte, corregirte y, si lo escuchas, liberarte y bendecirte.

`Ora así:` Padre Dios, te pido perdón por mis pecados, abre los Cielos sobre mi vida, mi familia, mi economía. Háblame, porque estoy dispuesto a recibir tu amonestación, a hacer tu Voluntad que siempre es buena para mí. En el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Jueves!