Tu Alimento Diario

Salmos 88:1-4

«Oh Señor, Dios de mi salvación, a ti clamo de día. A ti vengo de noche. Oye ahora mi oración; escucha mi clamor. Mi vida está llena de dificultades, y la muerte se acerca. Estoy como muerto, como un hombre vigoroso al que no le quedan fuerzas.»

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Un hombre fuerte como el rey David, tuvo momentos donde se sentía así, deprimido, lógica consecuencia de agotadoras jornadas y problemas que lo superaban. No ocultó sus sentimientos pero tampoco bajó definitivamente los brazos, sino que clamaba a Dios de día y de noche.

Frente a situaciones similares, clama a Dios; ante la pérdida de un ser amado, busca consuelo en Él; al atravesar por una enfermedad, tómate de Su mano todopoderosa.

Cualquiera de estos graves problemas te quitan la alegría, las fuerzas, te sientes “como muerto”, te preguntas “¿dónde está Dios?”. Pero cuando clamas, deja tus cargas en sus manos, recibe aliento, levántate fortalecido, enfrenta con fe cada desafío con la seguridad que vas a volver a sonreír.

Ora así: Padre Dios, en estos momentos de dolor, clamo a Ti. Ayúdame a superar este tiempo. Recibo fuerzas nuevas para cada batalla. Confío en que me darás la victoria y te lo agradezco anticipadamente. En el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Lunes!