Tu Alimento Diario
San Mateo 27: 51-54
«Entonces Jesús volvió a gritar y entregó su espíritu. En ese momento, la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El oficial romano y los otros soldados que estaban en la crucifixión quedaron aterrorizados por el terremoto y por todo lo que había sucedido. Dijeron: ¡Este hombre era verdaderamente el Hijo de Dios!»
El templo de Jerusalén tenía una cortina que separaba al pueblo del «Lugar Santísimo”, símbolo de la Presencia del Señor.
El pecado, te separa de Dios y de su bendición; pero al morir Jesús, para cargar con tus faltas, esa cortina se rompió.
Como lo hicieron aquellos soldados, reconoce que Jesús es tu Salvador, pide perdón por tus pecados, para que vuelvas a estar unido eternamente con Dios.
Ora así: Padre Dios, creo que Jesucristo pagó con Su vida por mis pecados. Te pido perdón y que me adoptes como tu hijo. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Viernes Santo!