Tu Alimento Diario
Nehemias 2: 1-5
Mientras le servía el vino al rey Artajerjes, como nunca antes había estado triste en su presencia, me preguntó: Nehemías, ¿Por qué te ves tan triste? No me parece que estés enfermo; debes estar profundamente angustiado. ¿Cómo no voy a estar triste cuando Jerusalén, la ciudad donde están enterrados mis antepasados está en ruinas, y sus puertas han sido consumidas por el fuego. El rey preguntó: Bueno, ¿cómo te puedo ayudar? Después de orar al Dios del cielo, contesté: Si al rey le agrada, y si está contento conmigo, su servidor, envíeme a Judá para reconstruir mi ciudad.
Nehemías era un hombre que amaba, y bendecía su ciudad y Nación. En respuesta a su oración, Dios lo sacó de ser esclavo del rey de Persia para convertirse en Gobernador de su nación.
Sigue pidiendo a Dios por tu vida, tu casa, tu negocio; pero también pide por tu ciudad y nación. Él moverá los cielos sobrenaturalmente para que se manifieste Su salvación en la tierra.
Ora así: Padre Dios, necesito tu ayuda, que tu mano todopoderosa abra un camino nuevo, ¡ayúdame! Sálva mi ciudad, sana mi nación. Te lo pido en el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Viernes!