Tu Alimento Diario
1 Reyes 18:42-44
El rey Acab fue a comer y a beber. Elías, en cambio, subió a la cumbre del monte Carmelo, se inclinó hasta el suelo y oró con la cara entre las rodillas. Luego le dijo a su sirviente: Ve y mira hacia el mar. Su sirviente fue a mirar, y regresó donde estaba Elías y le dijo: No vi nada. Siete veces le dijo Elías que fuera a ver. Finalmente, la séptima vez, su sirviente le dijo: Vi una pequeña nube, como del tamaño de la mano de un hombre, que sale del mar. Entonces Elías le gritó: Corre y dile a Acab: “Sube a tu carro y regresa a tu casa. ¡Si no te apuras, la lluvia te detendrá!”.
Por causa del pecado, no había llovido sobre la nación por 3 años. La sequía había terminado con las cosechas y el ganado, en una economía dependiente del campo.
Mientras el rey comía y bebía como si nada pasara, Elías se mantuvo orando hasta que se abrieron los cielos.
Hoy hay personas que se mantienen indiferentes a Dios. Pero otros lo buscan, oran perseverantemente.
Esa es la llave para abrir los cielos, para que se termine la sequía en tu vida, recibas sanidad, trabajo, y la lluvia de bendición necesaria para que al emprender algo tengas una buena cosecha.
Ora así: Padre Dios, creo que la llave para solucionar todos mis problemas es la oración perseverante. Por eso clamo para que los cielos se abran sobre mi vida, ruego para que tu lluvia de bendición venga sobre mi nación. En el nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Miércoles!