Tu Alimento Diario
1 Samuel 30:1-4, 19.
Tres días después, cuando David y sus hombres llegaron a su casa en la ciudad de Siclag, encontraron que los amalecitas habían asaltado el Neguev y Siclag; habían destruido Siclag y la habían quemado hasta reducirla a cenizas. Se habían llevado a las mujeres y a los niños y a todos los demás, pero sin matar a nadie. Cuando David y sus hombres vieron las ruinas y se dieron cuenta de lo que les había sucedido a sus familias, lloraron a más no poder. Pero David recuperó todo, sin que le faltara absolutamente nada, por pequeña que fuera, y devolvió los hijos y las hijas a sus padres.
Así como a David y a sus valientes soldados les tomó por sorpresa encontrarse con la destrucción a causa de un ejército enemigo, hoy un virus destruye tu negocio, afecta tu empleo, paraliza tu ciudad, pinta todo de color negro. Como aquellos soldados puedes llorar, pero de nada sirve estar siempre en la queja y el lamento, desanimado, deprimido todo el día, desactivado.
David, después de llorar, oró al Señor, y puso manos a la obra, recuperando no solo lo perdido sino que mucho más.
Ya lloraste, ahora busca a Dios. Deja de lamentarte, pon manos a la obra. Dios también te ayudará a salir adelante y recuperar todo lo perdido.
Ponte de rodillas y ora así: Padre Dios, gracias por tu Palabra que siempre me anima y da fuerzas nuevas. Decido dejar de llorar y activarme.Te pido tu ayuda, confiando en que voy a encontrar el camino de la bendición.
En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Martes!