Tu Alimento Diario

Santiago 1:19

«Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse.»

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Dios te hizo con dos orejas y una boca, para que escuches más de lo que hablas.

No respondas con enojo, a quien está dándote sus razones; escucha a tu hijo antes de que sea demasiado tarde, a tu cónyuge cuando te expresa cómo se siente, a tus padres y sus repetidas historias, a tus amigos y sus problemas.

Los que te rodean necesitan tu oído y no sólo tus palabras, precisan vaciarse de lo negativo para llenarse de palabras buenas que puedes darles.

`Ora así:` Padre Dios, reconozco que necesito aprender a escuchar, a pensar más en los demás, a hablar en el momento justo, palabras que sean de bendición para quien me escucha. En el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Jueves!