Tu Alimento Diario
San Mateo 8:2-3
De repente, un hombre con lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor —dijo el hombre—, si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio. Jesús extendió la mano y lo tocó. —Sí quiero —dijo—. ¡Queda sano! Al instante, la lepra desapareció.
Aquel hombre no dudaba del poder de Jesús, pero no se consideraba digno de recibir un milagro.
¡Jesús quiere ayudarte a ti también!
Arrodíllate, pide específicamente por tu necesidad, para que hoy mismo termine tu dolor.
Ora así: Padre, sé que eres un Dios misericordioso, y por eso me acerco para que pongas punto final a este mal y comenzar una nueva vida siguiendo a Jesús. En Su Nombre te lo pido, amén.
¡Bendecido Martes!