Tu Alimento Diario
Génesis 25:30-34
Esaú le dijo a Jacob: ¡Me muero de hambre! ¡Dame un poco de ese guiso rojo! Muy bien, respondió Jacob, pero dame a cambio tus derechos de hijo mayor. Mira, ¡me estoy muriendo de hambre!, dijo Esaú. ¿De qué me sirven ahora los derechos de hijo mayor? Así que Esaú hizo un juramento, mediante el cual vendía todos sus derechos de hijo mayor a su hermano Jacob. Entonces Jacob le dio a Esaú guiso de lentejas y algo de pan. Esaú comió, y luego se levantó y se fue. Así mostró desprecio por sus derechos de hijo mayor.
En aquella cultura el mayor heredaba el doble que el resto de los hermanos. Pero Esaú hizo el peor negocio de su vida: cambió esa bendición por un placer momentáneo.
De la misma manera, en este tiempo, estamos frente a dos opciones. Por un lado lo atractivo, el placer instantáneo, vicios, infidelidad, perversiones, engaños; todo lo que termina alejándote de la bendición de Dios.
Por otro lado, puedes optar por valorar tus derechos como hijo de Dios y cultivar tu relación con el Padre. Que ningún placer instantáneo te robe la bendición eterna.
Ora así: Padre Dios, en base a esta advertencia, me arrepiento de haber cambiado lo eterno por lo temporal, y te pido perdón. Elijo hacer tu voluntad, tener relación contigo, valorar tu bendición. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Viernes!