Tu Alimento Diario
San Mateo 28:1-6
El domingo por la mañana temprano, cuando amanecía el nuevo día, María Magdalena y la otra María fueron a visitar la tumba. ¡De repente, se produjo un gran terremoto! Pues un ángel del Señor descendió del cielo, corrió la piedra a un lado y se sentó sobre ella. Su rostro brillaba como un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve. Los guardias temblaron de miedo cuando lo vieron y cayeron desmayados por completo. Entonces, el ángel les habló a las mujeres: ¡No teman! Sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado. ¡No está aquí! Ha resucitado tal como dijo que sucedería. Vengan, vean el lugar donde estaba su cuerpo.
La Pascua nos recuerda
la victoria más grande para toda la humanidad, donde celebramos pasar de la muerte a la vida.
Por el Poder de la Resurrección sé libre ahora del pecado, de la muerte eterna, de las maldiciones, de los vicios, de las deudas, de la pobreza, de enfermedades, de la destrucción familiar.
Ora así: Padre Dios, celebro la resurrección de Jesucristo. Creo que el mismo Poder que lo liberó de la muerte me libera también a mí. ¡Recibo vida ahora! En el Nombre de Jesús, amén.
¡Felices Pascuas!
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