Tu Alimento Diario

Salmos 103:2-5

Alma mía, ¡bendice al Señor!, y no te olvides ninguna de sus bendiciones! El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias. El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia. El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas, como el águila.

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El alma es el lugar donde se alojan tus emociones. Pero también es el centro de la inteligencia y voluntad.

Por eso, decide comenzar cada día con una bendición a Dios, y aunque no tengas ganas, debes ordenarle a tu alma a que le agradezca por todos sus innumerables beneficios.

Esta actitud seguirá atrayendo las bendiciones sobre tu vida.

Ora así, en voz audible: Padre Dios, gracias por perdonar mis pecados, por sanarme, cuidarme, proveerme abundantemente, rejuvenecerme. Sin merecerlo, por tu gran misericordia, recibo tus favores. ¡Por eso cada día te bendeciré! En el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Jueves!