Tu Alimento Diario

Salmos 86:3-5

Ten misericordia de mí, oh Señor, porque a ti clamo constantemente. Dame felicidad, oh Señor, pues a ti me entrego. ¡Oh Señor, eres tan bueno, estás tan dispuesto a perdonar, tan lleno de amor inagotable para los que piden tu ayuda!

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Una de las razones por las que no puedes alcanzar las metas en tu vida es la falta de constancia en la oración. Hoy pides, y mañana al no recibir, dudas, y dejas de pedir.

Dios no tiene “mala memoria”, eres tú el que necesita mantenerse firme cada día, recordando constantemente lo que has pedido, creyendo que las puertas se abrirán, las relaciones se sanarán, la salud se manifestará, la respuesta llegará.

Ora así: Padre Dios, perdona mis pecados. Te entrego mi vida. Dame la felicidad que necesito. Renuncio a toda duda e incredulidad y decido ser constante en mi clamor diario. Creo que por tu amor inagotable tu respuesta está en camino. En el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Lunes!