Tu Alimento Diario
Eclesiastés 2:4-11
«Emprendí grandes obras, hice que me construyeran casas y que me plantaran viñas, tuve mis propios huertos y jardines, y allí planté toda clase de árboles frutales. Mi grandeza fue mayor que la de todos los que reinaron antes de mí en Jerusalén. Luego me puse a considerar todo lo que yo había hecho con mis manos, y el trabajo que me costó realizarlo, ¡y resultó que todo era vanidad y aflicción de espíritu!»
El rey Salomón, al final de sus días, recuerda todo lo que había logrado, trabajado, conseguido, concluyendo que eso era vanidad, que se terminaría perdiendo.
Estás a fin de año, tiempo de balance en tu vida, de ponerte metas nuevas. Decide ser colaborador, administrador de Dios, enfocándote en lo que permanece para siempre, en vez de ser dueño de lo que perece, para que tu trabajo no sea en vano.
Ora así: Padre Dios, gracias por recordarme que no soy dueño de mi vida, del tiempo, de los logros. Hoy decido poner todo esto en tus manos, disfrutar de Tu Presencia, de mi familia, trabajar por el bien de todos. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Viernes!