Tu Alimento Diario

Habacuc 3:19

Porque el Señor me da fuerzas; da a mis piernas la ligereza del ciervo y me lleva a alturas donde estaré a salvo.

Para evitar el orgullo y la posterior derrota, debes reconocer de dónde vienen tus verdaderas fuerzas, aquellas que nunca te faltarán.

Tu fortaleza no está en el dinero, en tu status social, en tu inteligencia, en tus contactos; tu verdadera fuerza viene de Dios, Quien te eleva por encima de los problemas, y te permite llegar a la cima del éxito.

Ora así: Padre Dios, renuncio a apoyarme en lo material y reconozco que Tú eres mi fuerza, que todo lo que tengo viene de Ti. Elévame más arriba de mis dificultades para alcanzar tu salvación y victoria. En el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Viernes!