Tu Alimento Diario
San Juan 9:1-3
Al salir, Jesús vio a su paso a un hombre que había nacido ciego. Sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres, o por su propio pecado? Jesús les contestó: Ni por su propio pecado ni por el de sus padres; fue más bien para que en él se demuestre lo que Dios puede hacer.
El pecado siempre trae consecuencias como la enfermedad, la pobreza, las deudas, la quiebra de un negocio, el divorcio, y hasta la carcel.
Pero Jesús no está para condenar, como sí lo hacían los religiosos en aquella época, sino para perdonar y salvar. Aquél ciego finalmente fue sanado.
Jesús hoy también te dice que cualquier cosa que te esté sucediendo es para que veas el poder de Dios en tu vida, y seas sanado, restaurado, liberado, perdonado, y puedas contar a otros acerca de su poder, amor y misericordia.
Ora así: Señor, como aquél ciego, te pido que tu poder se manifieste en mi vida y mi familia, que me perdones y me liberes de toda consecuencia del pecado. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Jueves!