Tu Alimento Diario
Ezequiel 47:3, 5, 9
En su mano llevaba un cordel, y con él midió quinientos metros, y me hizo pasar por el agua, la cual me llegaba hasta los tobillos. Cuando midió otros quinientos metros, el agua era ya un río; de tal manera había crecido la corriente que yo no la podía cruzar sino a nado.¡Todo lo que entre en este río vivirá!
Vives en un ambiente tóxico, contaminado, destructivo. Pero tienes la opción de entrar en el Río de Dios. Al principio, casi tímidamente, mojándote solo los pies. Pero al ver que allí hay perdón, vida eterna, sanidad, restauración, bendición, métete más adentro, y nada en el Río, deja que la corriente del Espíritu te lleve.
¡Todo el que se juegue y entre en el Río de Dios, vivirá!
Ora así: Padre Dios, acepto la invitación de entrar en tu Río de aguas que limpian, salvan, sanan, restauran, bendicen. Decido permanecer en tu Río, porque solo allí hay vida eterna. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Sábado!