Tu Alimento Diario
Salmos 25:1-4
Oh Señor, te entrego mi vida. ¡Confío en Ti, mi Dios! No permitas que me avergüencen, ni dejes que mis enemigos se regodeen en mi derrota. Nadie que confíe en Ti será jamás avergonzado, pero la deshonra les llega a los que tratan de engañar a otros. Muéstrame la senda correcta, oh Señor; señálame el camino que debo seguir.
El rey David experimentó las consecuencias del pecado en carne propia: dolor, deshonra, vergüenza, debilidad, fracaso, destrucción, vulnerabilidad, indefensión.
Para ser libre del pecado y sus consecuencias, entrega ahora, confiadamente, tu vida en las manos de Dios; pídele que te muestre el camino correcto; nunca te vuelvas a apartar de Él.
Ora así: Padre Dios, me arrepiento de mis pecados y te pido perdón. Te entrego mi vida y pongo todo lo que hago en tus manos. Muéstrame la senda correcta, para no volver a fracasar. ¡Dame tu bendición! Te lo pido en el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Sábado!